Alergia a los metales
La alergia a los metales es una de las formas más comunes de alergia de contacto. Más que una alergia congénita, se trata de una hipersensibilidad adquirida a determinados metales o a algunos de sus componentes. La alergia a los metales hace la vida especialmente desagradable a las personas que trabajan en talleres de ingeniería. Un segundo grupo común de afectados son las personas que llevan joyas, incluidos los piercings.
Los metales más comunes que causan irritación
Alergia al níquel : se calcula que alrededor del diez por ciento de las personas son sensibles al níquel. El níquel se encuentra en el acero inoxidable y quirúrgico, en diversas aleaciones y se añade a los metales comunes de joyería, incluido el oro.
Alergia al cromo: El cromo se utiliza para proteger los objetos metálicos de la corrosión. Puede encontrarse en accesorios de baño cromados, grifos, diversas piezas de automóviles y accesorios de interior.
Alergia al cobre: El cobre se añade a los metales de joyería, se utiliza para fabricar utensilios de cocina de cobre y se encuentra en el latón, que a menudo se utiliza para fabricar cosas como pomos de puertas y monedas.
Alergia al cobalto: El cobalto es de uso común en el teñido de vidrio y cerámica en tonos azules y también aparece en joyería.
Alergias al titanio: El titanio está considerado como un metal muy bien tolerado y las alergias al titanio son poco frecuentes. Por ello, las prótesis articulares se fabrican con titanio.
La alergia a los metales se detecta con éxito mediante pruebas epicutáneas. Con hipersensibilidad es peor, porque el cuerpo no reacciona con una formación detectable de anticuerpos, pero sólo localmente.
Productos metálicos comunes que pueden darnos problemas
La alergia o hipersensibilidad a los metales se produce principalmente en el punto de contacto de la piel desnuda con botones de pantalones, hebillas y cierres de sandalias de verano o relojes, en cremalleras, bajo pulseras, anillos, pendientes y cadenas, al entrar en contacto con llaves, monedas.
Manifestaciones de alergia e hipersensibilidad
En la alergia congénita a los metales, el cuerpo humano reacciona sistémicamente. Además de las manifestaciones cutáneas, pueden aparecer dificultades respiratorias, náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal. La alergia a los metales es demostrable mediante pruebas cutáneas y afecta sólo a un pequeño grupo de personas.
En cambio, alrededor del 40% de las personas sufren hipersensibilidad de contacto. En contacto directo con el alérgeno, la zona de contacto se enrojece, pica mucho, puede hincharse y aparecer una erupción. Si el problema no se trata, pueden aparecer ampollas o la piel puede agrietarse hasta sangrar. La irritación también puede producirse por contacto indirecto. Si hay partículas metálicas en el aire, se producirán reacciones en las partes expuestas del cuerpo, como el cuello y la cara.
La alergia a los metales, a diferencia de la hipersensibilidad, puede causar diversas dolencias. Por ejemplo, la reacción del organismo a los empastes dentales de amalgama puede causar síndrome de fatiga, dolores y calambres musculares, alteraciones perceptivas e insomnio. Condiciones similares pueden producirse tras la implantación de diversas restauraciones metálicas.
La crema barrera Dermaguard evita el contacto directo de la piel con el metal.
